Queremos ver a Jesús
El deseo es el motor de la vida. Hace más el que quiere que el que puede. En el Evangelio de este domingo, unos gentiles quieren, desean, ver a Jesús. La primera condición para el encuentro con el Señor es desearlo con todas tus fuerzas. El deseo te lleva a la búsqueda y la búsqueda desemboca en el Encuentro. El desinterés, la pasividad, la superficialidad, la comodidad... desactivan los estímulos de crecimiento espiritual, lo que lleva a adoptar un estilo de vida infantiloide, de donde es muy dificil que surgan las preguntas esenciales sobre el sentido de la vida. Es bueno pedir el encuentro personal con Jesús. No es una ilusión, ni un efecto de la sensibilidad desmedida. Es algo real. Es un acontecimiento que puedes narrar. Numerosos testigos dan fe de ello.
Los que han tenido esta experiencia la describen con términos como: enamoramiento, seducción, rapto, rendición.. y como consecuencia la persona encuentra una Alegría y una Paz que no son de este mundo.
Es algo que anida en lo más intimo de la persona. Dios está dentro. "Meteré mi ley en su pecho,la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (dice la 1ª lectura de este Domingo). Es la Alianza de Dios con cada uno de nosotros. Es una relación personal que te concede la vida eterna y la felicidad en la presente.
Y todo empieza con un deseo "queremos ver a Jesús".