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Domingo, 3 de noviembre de 2013

Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría 11, 22-12, 2

Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado.
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido?
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado?
Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida.
Todos llevan tu soplo incorruptible.
Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en tí, Señor.

Palabra de Dios.

 
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11-2,2
Hermanos:
Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima.

Palabra del Señor.

 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1 - 10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
- «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en, seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
- «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:
- «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó:
- «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»

Palabra del Señor.

 
Comentarios

Hoy ha sido la salvación de esta casa.

 

         Como cada domingo la Liturgia de la Palabra supone un verdadero regalo para nuestra meditación y reflexión. Tres lecturas y un Salmo que quieren transmitirnos un mensaje claro de Dios.

         En el Libro de la Sabiduría encontramos este texto en el que el autor sugiere un diálogo entre la sabiduría y Dios. La sabiduría reconoce la obra creada por Dios, el mundo es como grano de arena, como gota de rocío ante el Señor. Pero lo que hace a Dios ser más Dios en su relación con el mundo y los hombres es la compasión. “Cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan”. Todo existe por puro amor de Dios. Dios perdona, es amigo de la vida, y recuerda el pecado y reprende a los suyos para que se conviertan y crean en Él. Este Dios amigo de la vida es el que quiere lo mejor para los suyos, y lo mejor es abrirnos a esa misericordia y compasión. Dios también nos corrige y quiere nuestra conversión, que vuelva nuestra mente y nuestro corazón a Él mismo.

         Lo que anuncia la primera lectura, Jesús lo lleva a pleno cumplimiento en su encuentro con Zaqueo. Este vivía en Jericó, ciudad cercana a Jerusalén. Era jefe de publicanos y rico, es decir, doblemente pecador por aprovecharse de su condición para enriquecerse a costa de los demás. Además era bajo de estatura. No es frecuente que los evangelistas reparen en estos datos, por ello es significativo. Quizás nos quiera dar a entender que Zaqueo, por su pecado, no tenía la condición y la dignidad de persona. Pero lo más importante es que quería ver a Jesús. Y es Jesús quien toma la iniciativa de proponerle “hoy” alojarse en su casa. Jesús rompe todos los convencionalismos, a un impuro que tocaba y robaba dinero, quiere visitarlo para ofrecerle un cambio de vida. Jesús acude a su casa, es recibido con gran alegría por parte de Zaqueo y acusado por las murmuraciones de quienes no entendían que el maestro entrase en casa de un pecador. Zaqueo al encontrarse con Jesús cambia de vida y lo notarán aquellos a quienes había robado: la mitad de sus bienes los devolverá a los pobres y de los que se haya aprovechado les restituirá cuatro veces más. El cambio ha sido radical y concreto. Jesús afirmará “hoy” ha sido la salvación de esta casa. La salvación de Jesús está vinculada al cambio de vida, a la transformación de la mente y el corazón.

         “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Así acaba el evangelio. También “hoy” quiere acercarse a tu casa, a mi casa y ofrecernos un cambio de vida. Encontrarnos con Jesucristo nos lleva a vivir arrepentidos, acogernos a la misericordia de Dios, y que esta transformación la noten los demás. La salvación no termina entre el Señor y yo, sino en el bienestar y felicidad con los hermanos.  

 

 

                                                                       Luis Gurucharri Amóstegui


 
Leyenda



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