Multimedia | Contacto          
Interior 1/4
Fachada 2/4
Retablo 3/4
La iglesia 4/4

Domingo, 10 de junio de 2012

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (24, 3-8)

En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: “Haremos todo lo que dice el Señor”. Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel. Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad. Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió:“Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Señor”. Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído”.

Palabra de Dios.


 
Segunda lectura

Lectura de la carta a los hebreos (9, 11-15)

Hermanos:

Cuando Cristo se presentó como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetró una sola vez y para siempre en el “lugar santísimo”, a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenecía a esta creación.No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna.Porque si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulsos del Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y así podrá purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo! Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que él les había prometido.

Palabra de Dios.


 
Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (14, 12-16. 22-26)

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” El envió a dos de ellos, diciéndoles: “Id a la ciudad, encontrareis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño : ‘El Maestro  pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Os enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena”.

Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Cogiendo  una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio,  y todos bebieron. Y  les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

Después de cantar el salmo, salieron hacia el monte de los Olivos.

Palabra del Señor.


 
Comentarios

Las lecturas de este domingo, en el que celebramos el Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi), nos hablan todas ellas de sacrificio. Desde el libro del Éxodo del antiguo Testamento nos llega la forma en la que en tiempos de Moisés se ofrecían holocaustos a Dios. Moisés dice “Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor…”. El Evangelio marca una diferencia con la antigua tradición, con la vieja ley, pero no derogándola sino completándola, dándole Cristo su auténtica y renovada significación. La Pascua que ahora celebrará Jesús con sus discípulos, ya no es la del sacrificio de los animales, sino la de  su propio Cuerpo y Sangre. Es un paso más, pero infinitamente grande del amor de Dios por todos los hombres. El pan y el vino, se transforman en la Eucaristía en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, llamando a todo el mundo a este sacrificio que otorga la vida eterna. Como dice la segunda lectura es una nueva alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. Cristo se ofrece en nuestras manos a través de su Cuerpo. El se entrega a nosotros para que podamos confiar en él y confiarnos a su amor.


 
Leyenda



Parroquia Santiago Apóstol, Avd. El Parque, 17 – 22003 Huesca – 974 220 331  / Diseño y Desarrollo WebDreams
Enlaces | Mapa Web | Multimedia | Contacto