Esta semana comentamos una película norteamericana del año 2005, aunque su estreno en España fue el 1 de Julio de 2007, que está basada en hechos reales. La directora Jane Anderson nos plantea la vida cotidiana de una familia numerosa católica en la América de los años 50 del siglo XX, y cómo la madre, mediante ingeniosos concursos de anuncios publilcitarios, que ya entonces marcaban profundamente a las sociedad, saca adelante a la prole, incluido un marido que está como ausente y algo dado a la bebida. La protagonista indiscutible de la película es Evelyn Ryan (interpretada de forma magistral por Julianne Moore), nos presenta a una mujer vital, optimista y esperanzada, aunque con los pies en la realidad; mucho más que su marido que no acaba de aceptar que no podrá nunca cumplir los sueños que tenía para su vida.
Película en la que casi no hay exteriores, salvo alguna pequeña excursión al condado vecino que para la protagonista es toda una revelación. La directora de esta forma consigue que nos centremos en los personajes, y su día a día, en detalles cotidianos de la vida de una familia como cuando llega el lechero y no alcanza con el dinero disponible. No estamos ante la familia idílica, sino que al contrario refleja de manera excelente la aventura que supone criar y mantener unida una familia. Hay algunos detalles preciosos de la familia como iglesia doméstica y encontramos referencias constantes a la dimensión religiosa de la vida.
Es sobretodo la película un canto de Amor y Esperanza. Amor en los términos que San Pablo ha dejado inmortalizados, y Esperanza cristiana, con mayúscula. Lejos de ese concepto líquido que hoy en día se tiene del amor y que es más bien sentimentalismo y de esa felicidad enlatada y hecha de tópicos publicitarios. (la protagonista participa en ellos, pero sabe cuál es la realidad, su realidad.). Como toda gran película plantea también mediante pinceladas impresionistas otras muchas cuestiones: la situación jurídica y social de las amas de casa, las relaciones entre los hijos y un padre ausente, la capacidad de perdonar y la redención final del esposo, etc. En definitiva, el amor de Evelyn por toda su familia consigue mantenerla unida a pesar de las muchas dificultades, dándoles a sus hijos algo que les será de gran utilidad como personas y que les permitirá como ella dice volar hacia su propio nido: un hogar. Al final de la película, y no olvidemos que se trata de hechos reales, la recompensa será grande. Bello homenaje a esas madres que lo sacrifican todo por los suyos y aunque sabiendo que hay muchas cosas de las que se privan, no cambiarían su vida por nada. Película para reflexionar sobre las palabras del escritor inglés Chesterton: "Los que atacan a la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen".