Domingo séptimo de Pascua. Ascensión
Mateo 28, 16-20
Hasta el último momento “algunos” se resisten a creer en el Resucitado, o “vacilan”. En esta situación de aceptación de Jesús en su nueva Vida, o de duda, el Resucitado los reúne. En la convocatoria hay sitio para todos y a todos se les dice lo mismo y se les da la misma misión. La confianza del Resucitado es absoluta en todos. Uno se puede preguntar: “¿Quién es este Resucitado que acepta en sus filas a todos, sin excluir a los que vacilan?” Es cierto que está por venir la fuerza del Espíritu que confirmará a todos y que los lanzará con fuerza a la misión. Una misión que nace de una realidad: “Se me ha dado todo el poder”. El poder dado al Resucitado es la razón de dar a otros el poder de anunciar el Evangelio, de predicar, de bautizar. Pensándolo bien, uno se queda perplejo ante la responsabilidad que el Resucitado reparte. La fuerza de la propagación del Reino no dependerá de la debilidad de las personas sino de la fuerza del Espíritu y de la presencia del mismo Jesús que promete al mismo tiempo que envía.
“Itinerario catequético de Pascua. Ciclo A”, de la revista “Catequistas”
Texto: Álvaro GINEL
Ilustración: FANO
Editorial CCS