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ADIÓS, AMALIA

Vida de la parroquia
Fecha de publicación: 04/03/2016
El domingo 28 de febrero se fue a la Casa del Padre nuestra querida feligresa Amalia Oliván. Toda una vida dedicada con generosidad y entrega a la parroquia y a Manos Unidas, de la que fue delegada en Huesca durante muchos años.
El domingo 28 de febrero se fue a la Casa del Padre nuestra querida feligresa Amalia Oliván. Toda una vida dedicada con generosidad y entrega a la parroquia y a Manos Unidas, de la que fue delegada en Huesca durante muchos años.

ADIÓS, AMALIA

Decir Amalia Oliván era decir Manos Unidas.

Fue su Delegada muchos años y cuando, por estatutos, tuvo que dejar el cargo, no se fue de la organización, sino que le siguió sirviendo de la mejor manera que ella sabía, dedicándose con todo su corazón al Rastrillo Solidario que todos los años convocaba a numeroso público para admirar y adquirir las bellas labores y otros objetos que allí se exponían.

Mujer de genio fuerte. Era capaz de imponerse incluso al obispo si lo que le pedía creía que era lo mejor para Manos Unidas.

Generosa en especial con la parroquia, con la diócesis y con el Santo Cristo de los Milagros, a quien regaló algún manto pintado por ella. Su sensibilidad con las labores era grande. La pintura en tela que ella hacía era algo precioso.

No tuvieron hijos, pero como dijo D. Julián en la homilía del funeral, tuvo muchos, que son los beneficiarios de los proyectos de desarrollo que Manos Unidas de Huesca ayudó a financiar. Fueron muchas las escuelas, los internados, los hospitales, los centros de salud, incluso los huertos o las máquinas de coser, de los que indirectamente se beneficiaban los niños porque ayudaban a sus madres para que todos tuvieran una vida mejor.

Colaborador imprescindible en todos sus trabajos fue Jesús Belenguer, su marido. Pendiente siempre de lo que ella necesitara; ayudándole a hacer las cuentas, apoyándola en sus viajes a Madrid para asistir a las Asambleas de Manos Unidas y, durante el desarrollo del Rastrillo, viniendo a buscarla para que no volviera sola a casa. Cuando se le veía aparecer por los locales de la parroquia, sabías que se acercaban las nueve de la noche y era hora de cerrar.
Muchas cosas más se podrían decir de ella, pero las iremos recordando con el tiempo. Baste este escrito como homenaje a su vida y a su labor en favor de los más necesitados del mundo.

Va a ser grande el vacío que deja para todos, pero especialmente para su marido.

Gracias, Señor, por la vida de Amalia.

Descansa en paz en los brazos del Padre

El equipo Diocesano de Manos Unidas Huesca





Esta poesía se la dedicó Araceli Cavero en la misa funeral:

Dicen que estoy 
“amenazado de muerte”. 
Ni yo ni nadie
estamos amenazados de muerte.
Estamos amenazados de vida,
amenazados de esperanza,
amenazados de amor.

La vida,
la verdadera vida,
se ha fortalecido en mi, 
cuando aprendí a leer el Evangelio:
el proceso de la resurrección
comienza
con la primera arruga
que nos sale en la cara.
Así empieza la resurrección.
Así empieza,
no eso tan incierto
que algunos llaman “la otra vida”
sino la vida “otra”.

Los cristianos no estamos 
amenazados de muerte.
Estamos
“amenazados”
de resurrección.
Porque, además 
del Camino y
la Verdad, 
Él es la vida.







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